Más que un deporte
| 18 desembre 2012Este enero que viene hará ya cinco años que patino y parece que lleve menos de dos meses. Patinar para mi es totalmente mi prioridad aunque sé que debería preocuparme por sacar los estudios adelante, intento compaginarlo lo mejor posible y tener tiempo para todo. Muchos lo ven como un simple deporte, pero para mí no es algo simple, sino muy difícil; y no es un deporte, es una forma de vida.
Para quien no entiende, ve una simple tabla de madera con cuatro ruedas, pero al ser mi pasión no lo veo como tal. Cuando todos ven un trozo de madera, yo veo más allá de eso; esa tabla es una forma de dejar de pensar en los problemas, poder llegar a cualquier lugar que te propongas, tener tus propias metas y aspirar a conseguirlas y sobre todo, si hay algo que te enseña es skate, es a levantarte y seguir hacia delante por muchas veces que te caigas.
Últimamente el skate se está convirtiendo en una moda, cosa que me parece algo deprimente porque esta gente no patina por pasión, sino por aparentar algo que ni siquiera lo sienten en el corazón. Personalmente opino que la gente que tiende a seguir modas no merece ningún respeto por mi parte, ya que si sigues lo que hace toda la gente no tienes personalidad, y para hacer skate con pasión hay que tener tu propia personalidad. La gente se hace fotos con un skate y el típico calzado de marca, que en teoría para ellos este calzado como es de un estilo y marca en concreto, ya son los zapatos oficiales de “skater“. No tienen ni idea de que nosotros patinamos con este tipo de calzado por el grosor de la suela de goma y por lo ligero que es siendo de lona; aparte de ser bonitas, pero no por llevar esas bambas te convierte en un patinador profesional.
También tienen por moda hacerse fotos sentados en un skate o de pie en ellos, pero en ninguna fotografía demuestran la pasión que tienen por ello. Suelen salir, en el caso de las chicas, perfectamente peinadas y maquilladas, con la manicura intacta y las bambas nuevas. Cuando eres skater de verdad, vas siempre despeinada, llena de heridas, sudada, la lija de la tabla te arranca el esmalte de las uñas a trozos y las bambas prácticamente se quedan sin suela y se agujerean.
En conclusión, me propuse como meta seguir patinando hasta el último día de mi vida, así va a ser, y nadie podrá impedírmelo.
Maria Robles